Estos últimos días han venido pocas palabras a mis manos, son las emociones las que han protagonizado mis instantes. Emociones fuertes, intensas, algunas dolorosas, otras tiernas, dulces, tristes con sabor a domingo por la tarde lloviendo... No es la primera vez, y estimo que tampoco la última, en la que cambio de año lejos de mi gente, aunque sí lo ha sido en lo referente a la diferencia de contexto, casi de universo. El calor del abrazo de mi madre, la última noche del año en casa escuchando nuestra música, el sonido de la cocina mientras mi hermano realiza sus obras de arte, la juerga junto a mis chicas en nuestro bar, mis camareros favoritos, nécoras con los dedos, risas y bailes entre reencuentros, abrazos entre antiguos personajes de mi cuento, las luces de donosti decorando sus calles, el olor salitre caminando hacia Eguia con el abrigo bien cerrado y el frío buscando un lugar por el que colarse no satisfecho con el rojo de mis labios... Todas estas cositas me han faltado, todas estas cositas me han emocionado, porque ya lo decía una princesa que si tenemos nostalgia es porque nos han pasado cosas buenas.
A esto se añadieron un par de acontecimientos no esperados, como un fuerte zarandeo que ha abierto alguna que otra herida, que creía cicatrizada y parece ser que no lo estaba, o quizá no como debería. Y como nada sucede por casualidad, este está siendo el contexto adecuado para darme cuenta de cómo supura aquello que creí haber sanado. Es en este universo de mar, de arena y salitre, que escuece mientras desinfecta y cicatriza, que al mismo tiempo, mece con sus olas mi angustia y arrastra el dolor que sale de mis lágrimas para fundirse en su vientre. Es así que 2012 me abre sus puertas con aires marinos, con emociones saladas, líquidas, uterinas, gestantes, creadoras.
De igual forma, hago un magnífico balance del año 2011, 12 meses que la vida me ha regalado aderezados, sobre todo, con estos sabrosos ingredientes:
- Grandes descubrimientos personales a nivel interior: paciencia, fluir y confianza han sido mis avances
- Más grandes tesoros hayados en varias personitas que se han cruzado en mi vida para llenarla de cariño, de sonrisas cómplices, de irrepetibles conversaciones, de alguna que otra noche loca, de nuevos horizontes físicos y mentales, de apoyo en los momentos difíciles, de atentos oídos y palabras confidentes, precioso acompañamiento en el camino del aprendizaje, de comida japonesa, calurosos abrazos, besos tiernos y alguno que también fue apasionado, fines de semana bajo el sol, de juegos infantiles en el parque, croquetas de jamón en el príncipe, de sesiones en el gran azul, de inquebrantable compañerismo, de risas y lágrimas compartidas...
- Mi viaje a Senegal, finalización de etapa para renacer en nuevos horizontes...
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