Cada día me siento más cerca de ese cielo que no es azul sino del color de la luz, cada día me siento más necesitada de nuevas palabras para explicar lo que pasa por mi... Iba a decir por mi mente, iba a decir por mi cuerpo, quizá por mi alma, pero ninguna lo engloba todo y ninguna está lejos de la otra... Entonces, ¿puede que sea eso? ¿puede que lo que me pasa es que mi cuerpo, mi mente y mi alma están cada vez más cerca? ¿puede ser que ya no sea posible separarlas? ¿Puede ser que esta tierra de sol me haya contagiado su luz tan intensamente que haya borrado todo rastro de oscuridad?
Cada día me siento más cerca de ese cielo
que no es azul sino del color de la luz.
Cada día me siento más cerca de ti,
cada día me siento más lejos de ti.
Cada día tienen menos sentido las distancias.
Cada día se encienden mis ojos más abiertos,
cada día te entiendo con más claridad,
cada día comprendo mejor el lenguaje
que, sin palabras ni gestos, canta el viento
desde puertos más lejanos que el mismo tiempo.
Cada día me siento más ligera,
cada día tengo más fe en el poder de volar,
cada día, sólo con la punta de los dedos,
toco un poco ese cielo,
que no es azul sino del color de la luz.
Cada día percibo con más intensidad
el sabor de tus caricias,
el aroma de tus besos,
la suavidad de tu voz,
los colores de tu piel,
la melodía de tus grandes ojos
en busca de rayos del sol
que alimentan y protegen su hogar.
Cada día... Más.
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