viernes, diciembre 29, 2006

El amor es como el viento,
no lo puedes tocar ni agarrar
e inútil aquel que lo persiga
pues nunca lo podrá enganchar.

El amor es como el viento,
cuando te acaricia cual suave brisa
te saca una sonrisa
pero cuando te azota con toda su fuerza
te levanta hasta el cielo
y te zarandea cual pluma
al son de sus impredecibles ritmos.

El amor es como el viento,
viento que planeo con mis alas,
viento que persigo y no alcanzo,
viento que me permite volar
viento que me lleva
viento que se mezcla,
que me mezcla
en esta aborágine de emociones,
en medio de esta tempestad.

miércoles, diciembre 20, 2006


Pienso.
Siento.
Pienso y siento.
Sonrío.
Te abrazo.
Lloro.
Bostezo, me duermo.
No duermo porque pienso, porque siento.
Y lloro.
Después río.
Me enfado.
Pregunto: ¿Qué es esto?
No escucho la respuesta,
hay demasiado ruido.
Pienso.
Siento.
Río.
Lloro.
Sonrío.
Abrazo tu abrazo.
Grito en silencio.
Persigo al viento,
no puedo alcanzarlo.
Cuando el me busca,
siempre me alcanza.
Me azota su fuerza,
su energía.
Pienso lo que siento,
siento lo que pienso.
Lloro lo que río,
río lo que lloro.
Y vuelta a empezar...

martes, diciembre 05, 2006


Me gustan estas piezas, porque son partes de un todo, como mi puzzle, al que cada día voy sumando algunas nuevas, q recien encontré o q llevaba tiempo sin saber donde encajar... Y, por otro lado, todas tienen un agujero en el medio, para q cuando haya tormenta pueda respirar y soplarle al viento, y q la ira no se quede dentro, y asi, no m asfixio, no m ahogo, ni m enfermo...

viernes, noviembre 03, 2006


Descubriendo el mundo.

En cada par de ojos que me mira, en cada sonrisa que me regalan, en cada lágrima que escapa de mi cuerpo, cada espina que se me clava por dentro... descubro de nuevo el mundo, me siento cada vez más cerca de lo humano y cada vez más lejos de lo sólido, del mero y sencillo continente que anhela el contenido.

El dolor ahora tiene otro color, las lágrimas ya no saben igual, los besos tienen otra textura, las voces y el silencio suenan distinto, las manos que me tocan desprenden un calor antes desconocido para mí.

Descubro el mundo cada segundo, siento un regreso y un avance hacia lo esencial. Como un bebé que se coloca con cada mensaje, cada estímulo que le transmiten sus sentidos, me las arreglo para digerir este nuevo tipo de alimentos que fortalecen la energía que habita en mi cuerpo, energía que no es nada más y nada menos que yo misma.

martes, octubre 24, 2006

Pide un deseo a las estrellas, mi niña, verás cómo se cumple.
Pero mama, yo ya soy feliz, ya me siento plena, el amor y el cariño colman mi mundo, las miradas brillantes y las sonrisas dulces, a veces bañadas en tristezas y dolores me rodean. He convertido la escucha, las palabras y el abrazo en mi profesión. La plenitud me acompaña en el camino y es tanta que irradia y se contagia, y desprende alrededor ese brillo invisible, mágico desde mis ojos.

¿Cómo voy a osar a pedir ningún deseo mama? Si acaso te regalaría a ti ese deseo, madre, que me regalaste estos ojos con los que mirar y esta boca con la que sonreír, tú, que me regalaste el mundo, que sacrificaste gran parte del tuyo por mí.

Y claro, tampoco podemos olvidar a los abandonados por la justicia social, a los aplastados por el feroz capitalismo, a las almas mutiladas, a los ojos sangrantes, a las pupilas enterradas en el pasado, los cuerpos yacientes y flotantes en nuestro mar... Es en ellos en quien debes pensar, ama, cuando mires el cielo nocturno en su intensidad, y cuando te topes con la estrella fugaz, envíales su deseo.

Una cosa sí te pìdo a ti: devuelveme el olor de tu abrazo cuando era niña, no enfríes la calidez de tu vientre, no apagues tu sonrisa de miel... Para así, cuando yo sea mama, mi niña pueda oler tu olor mezclado con el mío, sentir mi calor encendido por el tuyo y paladear el dulce de sonrisa que tu me enseñaste a preparar.

sábado, octubre 14, 2006

Algo ha hecho que vuelva la mirada hacia el pasado por unos momentos, no es fácil mirar atrás, no es que haya heridas abiertas pero sí hay cicatrices. Siempre pienso que ha de ponerse la mirada en el presente y en el horizonte, pero tampoco debemos ignorar el pasado, es nuestro bagage, nuestro aprendizaje y constituye una gran parte de lo que somos.

Desde que me vine a Tenerife, hace ya un poquito más de tres años, comencé una nueva vida, reconstruí mis piezas y desde entonces hasta hoy he ido creando una realidad y una forma de vida cada vez más acorde con mi naturaleza. Una forma de vida en armonía conmigo misma.

Pero ayer, algo me llevó para allá, y tuve que recordar. No es malo, está bien no olvidar de dónde venimos y quiénes hemos sido para saber valorar lo que ahora somos; avistar las cicatrices desde esta distancia impacta, hacía tiempo que no lo hacia. Sencillamente, en un momento en el que todo es presente y futuro, esta dosis de pasado me ha dejado un poco aturdida. Pasaran los días y esto no será más que otra pequeña pieza más de mi puzzle.

Y bueno, ya me dejo de pajadas, son las 7 de la mañana y en 20 minutos salgo hacia el trabajo. A estar con personas cuyas heridas sangran, toca desinfectarlas y ponerles sendos vendajes, para que ellos, como yo lo hice, puedan recosntruir los ladrillos que los componen.

domingo, octubre 01, 2006

Si me miras, sonrío.
Si me abrazas, se desvanece el frío de mi cuerpo.
Si me arañas, sangro.
Si me olvidas, lloran mis ojos por tu recuerdo.

No, no soy etérea, ni aureola, ni nube
estoy hecha de carne, de huesos, de sangre y de piel.

Si me tocas sentirás el calor que me quema.
Si me besas no será el aire el que te envuelva.
Si me rozas verás erizarse mi piel.
Si aprietas mi mano, la mía lo hará también.

jueves, septiembre 21, 2006

Medidas, tamaños...

Grande, pequeñ@, larg@, cort@, estrech@, fin@, anch@, grues@... Mucho, poco...

Nos pasamos la vida midiéndolo todo, y en base a esos referentes nos medimos a nosotr@s mism@s. Así, cuando estoy rodeada de gigantes me siento pequeña, cuando me rodeo de diminut@s me siento enorme. Pero no es esta una forma de medición justa, tampoco correcta, por mucha consolidación y base científica que tenga.

Yo digo: Mi mano es pequeña. Pero, ¿no es, acaso, esta frase, verdadera y falsa a la vez? Si mi mano no lucha y no crea, según mi escala de medir es pequeña. Si mi mano se enlaza con la tuya y une contigo la esperanza, es grande. Para otr@s personas a las que mi mano ha acariciado con cariño, no existe la medición en cms pero sí en escala de calor, o calidez, o ternura.

Cuando me quiero, me quieres, te quiero, os quiero, nos queremos, os quereis... camino por la vida pesando justo lo suficiente para no despegarme del suelo, grande, ágil y ligera como una nube, risueña, melodiosa y cálida. En cambio, cuando me pisas, cuando ya no me quiero, cuando me duele, cuando ya no quieres mi abrazo, cuando tengo miedo... peso más que una roca y soy tan pequeña que ya no puedes verme, me arrastro por el camino, las lágrimas ahogan mi voz y el frío congela mi paso.

Es tan relativo el tamaño de las cosas, que casi me parece una osadía descabellada medir a las personas; no puedo medirte, no quiero medirte. Sólo puedo sentirte, quiero percibir tu fuerza, tu calor, tu abrazo, la intensidad de tus palabras... Sin medida.

sábado, septiembre 02, 2006

El Arte.

Hoy las palabras no son mías, son de rafael Barrett, en A partir de ahora el combate será libre. Este fragmento lo he descubierto hace un par de días, varias de cuyas horas he pasado dándole vueltas al asunto. Espero que os guste. Un abrazo.


“El arte futuro será una función colectiva; será a un tiempo representación y acción. Se desvanecerán los acentos particulares en la armonía total; pasaremos de los instrumentos aislados, llámense Virgilio o Victor Hugo, a la enorme sinfonía. La prensa, en su rudimentaria y grosera forma de hoy, nos anticipa edades venideras. El arte será algo innumerable, anónimo, y sin embargo más expresivo de una época que ningún talento considerado separadamente. Se fundará en la energía intuitiva, que es altruista, y no en el estilo, que es egoísta. Los creadores no se preocuparán de ser originales, sino de ser sinceros; no de firmar sus obras y encaramarlas en pedestales inaccesibles, sino de fundirlas en la obra común. Imitarán a las heroicas células que en el fondo de un cerebro forjan lo sublime, sin reclamar después un átomo de gloria”.

lunes, julio 10, 2006
















Hubo una vez en estas costas una bella sirena que vivía en aquellas dos rocas que ves en el horizonte. Habitaba sola este lugar ya que había sido desterrada del reino de los mares profundos falsamente acusada de seducir a su malvado y caprichoso emperador.

Lo que de verdad ocurría era que su belleza era tal, que ningun ser marino, ni siquiera el propio emperador, se resistían a ella. Pero el emperador no la amaba realmente, sólo deseaba su cuerpo y encerrarla cual joya, lucirla cual trofeo. Y claro, ella no lo amaba ni deseaba ser encerrada y cuando se resistió a las ofertas de tal eminente figura marina, su cólera no se hizo esperar. Desterró a nuestra valiente sirena a las costas marinas acusada de seducir al rey mediante oscuras prácticas de brujería.

Tras este suceso, se instaló en estas dos rocas, exiliada y repudiada. Pero nuestra sirena era fuerte y no se rindió, mientras el sol brillaba en el cielo o la luna plateaba el horizonte, ella cuidaba de sí misma y vivía en aquel nuevo lugar en el que entabló amistad con seres que desconocía, y que a pesar de no ser de su especie, la amaron, aceptaron y respetaron tal cual era.

Así fue cómo conoció la libertad del viento y, éste en suaves y dulces susurros le mostró su propia libertad. Esta fue la manera en que, llena de amor y libertad, la sonrisa volvió a renacer en sus labios y su voz alegre y enigmática se fundió con el murmullo del mar y el dulce soplido del viento, creando una música balsámica que atraía a todo ser que pasara por allí en busca de un poco de paz y sosiego.

Pero había veces, momentos, en los que el dolor se instalaba en su interior y la hacía llorar, en silencio, ríos y ríos de agua salada. Tanta agua, que el nivel del mar subía durante horas. Después, cuando el dolor se había mezclado con el mar, ya había salido de ella y las olas lo arrastraban hasta la profundidad, volvía a brillar su sonrisa y su voz volvía a fundirse con el viento, el murmullo del mar y el baile de las olas al compás.

Es por eso que, la marea sube y baja, y cada vez que nos bañamos en el mar, sus aguas cicatrizan nuestras heridas y arrastran con su sal todo el dolor que habita en nuestras almas. Es por eso, que el viento nos susurra siempre los secretos de la libertad y que el mar nos regala su abrazo y nos cura la soledad.

martes, junio 27, 2006

Llamaré,
a los abrazos cálidos y a las sonrisas sinceras,
a las miradas que son puertas de lugares profundos
y a los besos que sellan la eternidad de un segundo.

Miraré,
a través de esos ojos que lo observan todo,
buscando la belleza alrededor,
temiendo perderse algún detalle,
atravesando lo real
con el poder de la imaginación.

Reiré,
al viento, al mar,
a las nubes, al sol,
a la luna y sus estrellas,
bailaré con ellas
de noche y de día,
me empaparé de su energía
y así, amaré, sin miedo,
con valentía.

Gritaré,
hasta que me oigas,
hasta que el dolor ya no me duela,
hasta que las lágrimas hayan arrastrado mi sal
y no quede en mi alma
más que paz y calma.

Planearé,
el cielo con mis alas,
sobrevolando el cielo
atravesando las corrientes.
Migrando cuando sea invierno,
buscando la primavera,
y que su calor y color
me envuelvan nuevamente.

viernes, junio 09, 2006

Más cien palabras, más de cien motivos...

Este es mi lado hedonista: a veces las pequeñas cosas, son las que hacen que vivir sea grande.

- EL PLACER DE LOS SENTIDOS

El roce de la arena entre mis dedos.

La imagen del cielo desde la cama recién amanece.

Las olas bailando sobre el mar

Hundir los pies en la arena y removerlos

Un desayuno en paz, en compañía del silencio

Los colores, todos. Intensos, mezclados, vivos...

El sabor de la fruta: el mango, las frambuesas, el maracuya...

Buen vino, rica comida y mucha e interesante conversación.

Antes de dormir, después de estar despierta.

El olor de mi casa.

Dormir desnuda mirando al cielo.

La ducha, el baño, el chapuzón... El agua.

Chocolate negro

Bailar sin reglas, sin motivos, con los ojos cerrados...

Conducir.

Beber de una tormenta de verano.

Soñar dormida, soñar despierta.

El abrazo de mi madre.

Reír hasta que me duela la tripa.

El olor de la hierba recién cortada, el olor a tierra mojada, el olor a salitre, el olor de las sábanas después del sexo...

Descansar bajo el sol.

La sonrisa de un niño.

Caramelos.

Mirar el fuego de una chimemea durante horas.

Un día de sol y calor, después de un baño en el mar, los primeros 3 minutos, cuando las gotas de agua recorren mi cuerpo huyendo del sol.

Caricias, besos, dulces.

El silencio compartido.

El viento en la cara.

Masticar hielo.

La sensación después de llorar, cuando el dolor se aleja con las lágrimas.

Leer y ... Y emocionarme. Y reír. Y soñar. Y sospechar. Y sentir la intriga. Y amar. Y llorar. Y despertar... siempre despertar.

Carne de gallina en la piel.

Estornudar.

Bailar sin parar toda la noche, entre risas compartidas.

Siesta.

Besos de buenas noches.

Pisar las hojas secas que caen en otoño, sentir el crujido en mis pies.

Estar sola sin sentir la soledad.

Compartir.

Cantar en la ducha, desafinando siempre.

Té de vainilla con leche para desayunar.
Chai pakistaní con leche después de comer.

Hablar con la mirada, sin palabras.

Caminar, caminar, caminar, sin saber a dónde. Por la orilla del mar, por la ciudad, por el campo, por el parque, por la hierba...

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sábado, junio 03, 2006

Intensidad.
Me estremezco.
Arde mi piel,
se congelan mis dedos
inmersos en un sudor frío
a pesar del cual
aún obedecen mi quiero.

Siento fuerza.
Escalofrío.
Emana de mí un calor,
una energía,
q si alguna vez sentí,
ya no recordaba.

Es pasión.
Fuego.
Sólo veo el mar
y las palabras q fluyen
sobre la tinta
q mis manos moldean.

Y sé qué quiero,
aunque no sé si puedo.
O quizá,
sé que puedo,
pero no se si quiero.

Podría volar este invierno,
podría nadar el océano,
y quemarme en tu fuego,
pero no se si debo,
no sé si quiero.

jueves, abril 20, 2006

CANSANCIO.......

Cansancio...
Cansada de estar, cansada de mirar y no encontrar.
El cansancio corre por mis venas y me hace ir cada vez más lento, como los walkman (¿los recuerdas?) que cuando se les acababan las pilas la cinta iba cada vez más despacio distorsionando así la voz del que cantaba.

Cansancio que producen los engaños, y también, o quizá más, los desengaños.

A veces, cansada de luchar, cansada de que todo cueste tanto, cansada de gritar en una burbuja insonorizada...

Cansada, he de reconocer, aunque me cueste, de no descansar a veces en unos brazos abandonando la alerta, de no encontrar esa paz, ese silencio... Cansada de echar de menos el útero.

Cansada también de tanto sentir, del ruido, de tantas palabras sin sentido, de tanto aliento malgastado, de abrazos fríos, mentirosos, y también, de estómagos cerrados, de tantos efectos especiales y continentes tan vacíos de contenido...

Y, es cierto que el cansancio no es una característica que me defina, pero hoy, y seguro que no mañana, estoy cansada...

jueves, marzo 30, 2006

El sueño penetra en mis ojos, y yo lucho contra su efecto, ellos cierran, yo abro. Toda mi energía centrada en abrirlos, y mis párpados pesan más y más, cada vez más....

Y sí, estoy cansada, pero no me he rendido; es mi cuerpo que necesita dormir, le cuesta seguir el ritmo del alma, q está excitada, fascinada, iluminada y llena, repleta, de energía, de ganas nuevas, de intercambio, de apertura... Y claro, ella no quiere dormir, por más que el cuerpo se lo suplique, ella quiere seguir, no quiere parar... no deja de soñar... no puede, embriagada de amor, de afecto que se reproduce, se multiplica... Pero aún quiere más, necesita salir, llegar a los demás, inundar todas esas botellas vacías, o quizá, cambiar los prismas de aquellos ojos que las ven vacías...

Explosión sonora de risas y sonrisas, abrazos que calientan, lágrimas que arrastran el dolor, para que al secar, sean sal que aderece la vida... Nubes de algodón caliente, me protegen del escalofrío, del hielo que habita en la apatía, en la indiferencia, en la ceguera... y no, no me alcanza ese frío cortante, y así, me mantengo despierta, aunque me pesen los párpados, aunque no lo parezca...

Y observo, consciente y dolorosa, la imagen de las mentes, que adormecidas y cómodas, empalagosas y egocéntricas, se hacen inmunes al dolor, sordas al llanto, ciegas al color del desgarro, ciegas a las miradas que gritan en silencio, desesperadas; peor aún, a los ojos que apenas conservan luz, deshumanizados, opacos, mate... a los ojos que no son más que vacío.

Y resulta que, esos ojos, son los suyos, los que habitan en su espejo, que mientras no despierten de su letargo, hipnotizados por lámparas de neón, no volverán a brillar con luz natural, de esa que hace reír y a la vez llorar.