Se fueron aquellos vientos que me levantaban en el aire,
se apaga el incendio en el que ardía mi vientre,
ya no revienta la tierra bajo mis pies,
y me ahogo en este vaso de agua y sal.
Ya no fluyen las lluvias
y el río se estanca.
La luna se apaga,
porque el sol ya no vela su sueño de plata.
Cierren los libros y terminen los capítulos,
acaben los días, los meses y los años,
y paralicen los ciclos.
Apaguen las luces y que el frío me hiele,
que el sueño recoja mi mente
y se lo quede temporalmente...
...hasta que el viento vuelva a levantarme en el aire,
y vuelva a incendiarse mi vientre,
que la tierra bajo mis pies reviente,
y que en el mar no me ahogue, sino que en él nade.
Sí, que se lo quede,
hasta que las lluvias en el río se las lleve la corriente,
y que la luna brille limpia y plena,
porque el sol la observa mientras duerme.